¿Qué plato es el mejor embajador de la cocina francesa? Sin ninguna duda, las crêpes. Nuestros vecinos cuentan con un patrimonio culinario muy rico y variado, pero fuera de sus fronteras su receta más valorada es también una de las más sencillas: una fina tortita dulce o salada que se puede servir con un sinfín de acompañamientos. Su historia es uno de esos ejemplos que tanto abundan en la gastronomía en la que un plato de origen humilde conquista el corazón de las clases adineradas y se termina convirtiendo en el emblema de toda una región.
Las crêpes son típicas de Bretaña, una de las regiones más pobres de Francia en el pasado. Allí, los cruzados introdujeron en el siglo XIII una nueva especie vegetal que habían conocido en Oriente Medio luchando contra los musulmanes. Se trata del alforfón, al que por su color oscuro y procedencia llamaron trigo sarraceno. Se trata de un nombre tan racista –los cruzados llamaban sarracenos a los islamitas- como mentiroso, ya que el alforfón no es un cereal, sino una poligonácea emparentada con la acedera y el ruibarbo. A los siempre hambrientos campesinos bretones les daba igual que el alforfón fuese racista y mentiroso, ya que tenía dos enormes ventajas sobre el trigo candeal: madura en suelos pocos fértiles y era más barato al no estar gravado con impuestos. Ya sólo quedaba aprender a cocinarlo.
Ingredientes:
- 125 gr de harina
- 2 huevos
- 1/4 de l de leche
1 cucharadita de mantequilla para untar la sartén
- 1 pizca de sal
Preparación
Tamiza la harina, añade los huevos batidos mezclándolo todo muy bien. A continuación, añade la leche lentamente junto con 40 gr. de mantequilla fundida. Remueve a conciencia, e incorpora el zumo de media naranja, el licor y un poco de ralladura. Bate esta pasta y déjala reposar 30 minutos.
Unta con un poco de mantequilla la crepera o, en su defecto, una sartén antiadherente. Vierte una cucharada de esta masa e inclina el recipiente para que se extienda bien por toda la superficie. Tiene que cocer hasta que empiecen a aparecer burbujitas en la superficie, momento en el cual deberás darle la vuelta para dorar también el otro lado. Repite la operación hasta terminar con toda la masa.
Los puedes servir con dulce o salado