Con el verano y las vacaciones todo el mundo quiere lucir un precioso bronceado. Pero ¿qué ocurre en nuestra piel cuando tomamos el sol? Lo mejor para disfrutar del verano y de un espectacular bronceado es conocer que efectos tiene el sol en nuestro cuerpo y por qué nuestra piel se pone morena al exponernos a él.
La luz que proviene del sol contiene rayos ultravioletas y estos tienen una gran influencia sobre nuestros cuerpos, siendo invisibles a nuestros ojos, ya que gracias a ellos nuestras células pueden fabricar vitamina D (ver el artículo sobre la Vitamina D https://wp.me/p9YHjC-9X) . Dentro de las radiaciones ultravioletas tenemos dos: la UVA y la UVB.
La primera activa la creación de melanina de manera inmediata de modo que nos ponemos morenos al momento. Estos rayos son los responsables de la aparición de manchas, envejecimiento cutáneo y lesiones cancerígenas.
La radiación UVB tiene un efecto que es acumulativo y puede provocar quemaduras e hiperqueratinacion (engrosamiento anormal de la piel), y, a largo plazo, producir cáncer de piel.
El bronceado es un mecanismo de defensa que nos defiende de estas radiaciones ultravioletas que pueden dañar nuestra piel. Por este motivo, esta se defiende fabricando un pigmento conocido como melanina, con tonos pardos oscuros y que será la que nos ponga morenos. La melanina filtra la radiación ultravioleta del sol que puede dañar nuestra piel y su producción depende del tipo de piel que tengamos.
Las propiedades químicas de la melanina lo hacen un fotoprotector muy eficiente ya que absorbe toda la radiación solar nociva y la transforma en energía en forma de calor, que resulta inofensivo. Esta propiedad permite a la melanina disipar más del 99% de la radiación absorbida en forma de calor y evita el daño directo. Sin embargo, aunque nuestro cuerpo presenta de manera natural esta protección, es necesario utilizar la crema de protección solar en nuestras exposiciones al sol y con el factor que más se adecue a nuestra piel.
Entre los tipos de melanina hay dos tipos principales: eumelanina de color parda o negra y la feomelanina que es amarilla o rojiza. La primera es la más abundante pero la segunda se encuentra en zonas sensibles del cuerpo como en los labios y puede convertirse en un factor cancerígeno si se expone al sol de manera inadecuada. Por ello cuando toméis el sol no olvidéis echaros protección también en estas zonas ya que se puede producir cáncer ahí con más facilidad.