1- Una bonita historia
Cuenta una historia tibetana, que un día un viejo sabio preguntó a sus seguidores lo siguiente: – ¿Por qué la gente se grita cuando están enojados?
Finalmente él explicó:
-Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego el sabio preguntó:
– ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?
Ellos no se gritan, sino que se hablan suavemente ¿por qué? Sus corazones
están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.
El sabio continuó – Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede? No hablan,
sólo susurran y se vuelven aún más cerca en su amor. Finalmente, no
necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan
cerca están dos personas cuando se aman.
2- ¿Por qué gritas?
Cuando gritas estás pidiendo a la otra persona que te calme. “El mensaje que transmites es ‘no puedo soportar el que hayas tomado (o quieras tomar) esa decisión, hecho esa elección o cometido ese error, por lo tanto, no puedo calmarme. Necesito que no tomes esa decisión, corrijas esa línea de acción y repares ese error, para que yo pueda permanecer tranquilo’”
Es decir, el grito es una solicitud al otro para que te tranquilice. ¡Gritas porque estás pidiendo que alguien te calme! El control de tus emociones lo tiene esa persona, con lo que haga o deje de hacer. ¡Qué fuerte! Y funciona porque volvemos a hacerlo¡!!
El grito es muy engañoso, recurrimos a él porque no sabemos qué otra cosa hacer con el enojo, la ansiedad, frustración o desesperación; porque creemos que es la única manera de obtener algo.
3- Libérate del grito
El primer paso es querer romper el mal hábito. Reconoce tus razones para dejar de gritar, analiza si los resultados que estás teniendo en este momento con tu familia, pareja o entorno de trabajo, son los que esperas realmente. Si no es así, te toca intentar algo diferente. Si gritas y no te funciona, pero sigues gritando, caes en la definición de locura de Einstein.
Algunas estrategias de control emocional que te recomiendo son:
- Pon atención en tu cuerpo para que logres identificar esas señales que tu organismo manda cuando estás a punto de perder el control.
- Sé paciente y empieza con metas pequeñas. A veces la gente quiere romper patrones de treinta años en una semana o un mes y eso no se puede. Por ejemplo: ‘Esta semana, pase lo que pase, no voy a perder el control’.
- Invéntate un botón de pausa. Todos en algún momento de la vida hemos estado en una situación en que no nos podíamos dar el lujo de gritar y algo hicimos para frenarnos y mantenernos bajo control, ése es un botón de pausa. Una meta a corto plazo puede ser “esta semana voy a aplicar mi botón de pausa cada vez que sienta que me voy a alterar”.
- Aplícate tiempos fuera. La parte que maneja las emociones, a nivel cerebral, es el sistema límbico, por medio de los lóbulos frontales. Cuando perdemos el control emocional, el sistema límbico desactiva los lóbulos frontales, entonces literalmente no pensamos, somos cerebro reptiliano, por eso terminamos haciendo cosas que en otro momento no haríamos o no diríamos y viene después el arrepentimiento. El tiempo fuera es una excelente herramienta para que te mantengas bajo control y modeles a tus hijos qué se hace con las emociones.
Proponte a partir de hoy dejar de gritar para aprender a relacionarte con otros en un modo tranquilo, relajado y conectado, tomando el control de tus propias respuestas emocionales independientemente de cómo elijan comportarse las otras personas. ¿Te late?