La ortorexia es un trastorno del comportamiento alimentario consiste en la obsesión por consumir alimentos que el afectado considera saludables. Pero como todo lo que se lleva al extremo, puede ser peligroso.
La ortorexia es un trastorno del comportamiento alimentario que consiste en la obsesión por consumir alimentos que el afectado considera saludables, rechazando todos aquellos que no pueden incluirse en esta categoría desde su punto de vista.
En un principio, la ortorexia puede parecer que se trata de un comportamiento adecuado (comer sólo productos sanos y naturales), y que va a resultar beneficioso para el organismo del que lo practica. Sin embargo, puede convertirse en un serio problema y ocasionar graves repercusiones, tanto sobre la calidad de vida como sobre la salud.
¿A quién afecta la ortorexia?
Cualquiera puede desarrollar esta inclinación patológica, aunque las personas más vulnerables son aquellas muy exigentes consigo mismas y con los demás, con un carácter recto y estricto, a las que les gusta planificar y llevar un control exhaustivo sobre su vida y sus actividades cotidianas.
También son más propensas las mujeres y los jóvenes y, en general, todos aquellos excesivamente preocupados por su físico, ya que la decisión de ingerir “sólo alimentos sanos” está asociada a conseguir y mantener una buena imagen corporal. Este deseo de alcanzar la belleza física a través de la dieta recuerda a otros trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia y la bulimia.
Las personas que padecen un trastorno obsesivo-compulsivo en algún grado, así como aquellas que han sufrido anorexia nerviosa, tienen también más posibilidades de caer en la ortorexia.
Los deportistas constituyen otro grupo de riesgo debido a que cuidan especialmente su alimentación, o la adaptan a su tipo de entrenamiento, de forma que terminan por consumir únicamente aquellos alimentos que consideran adecuados para fortalecer sus músculos o mejorar su rendimiento físico.
Síntomas de la ortorexia
Buscan y analizan todo lo que comen. Una cosa es ver las etiquetas de los alimentos que se compran y otra es bucear en internet hasta conocer exactamente lo que contiene cada alimento y ver los ingredientes de cada producto. Una vez obtenida esa información pasan horas y horas planificando las comidas, no dejan nada al azar.
No comen una serie de alimentos, pero no porque no les guste su sabor, sino porque piensan que no los pueden comer porque no son saludables. Por supuesto, los alimentos que contengan conservantes están más que prohibidos.
Están obsesionados con controlar todo lo que comen. La alimentación debe ser siempre sana. Esta obsesión puede llegar a generar miedo a comer algo que no esté dentro de los planes. Por eso, comer en un restaurante o fuera de casa puede suponerles un gran problema. Todo lo que salga de su control es angustioso.
Son críticos con la comida de sus familiares y de sus amigos. No entienden que coman cosas que ellos consideran poco sanas o saludables
Entran en una espiral de la que es difícil salir, ya que cada vez optan por menos alimentos. Esta situación puede llevar a una desnutrición, a desarrollar anemia o cualquier otro problema de carencia de elementos esenciales para el organismo
Ante esta situación, es necesario ponerse en manos de un equipo de profesionales que analice el caso y ponga en marcha las medidas adecuadas para solucionarlo. Se trata de un problema para el que es necesario la intervención de especialistas en psiquiatría que den apoyo en todo el proceso de recuperación.