Motivos para dejar los refrescos para siempre

Motivos para dejar los refrescos para siempre

SEIS MOTIVOS PARA DEJAR LOS REFRESCOS PARA SIEMPRE

Hay un Día Internacional para Dejar los Refrescos la primera edición fue el 20-10-2017, con el objetivo de concienciar sobre los perjuicios de las bebidas azucaradas. Aquí tienes unas cuantas buenas razones para sumarte.

Si mientras lees esto tienes un refresco en la mano, puede que al acabar lo vacíes en el desagüe que tengas más cerca. El Día Internacional para Dejar los refrescos, una iniciativa que pretende concienciar a los consumidores de los peligros para la salud de estas bebidas azucaradas, además de animar a las administraciones para que tomen medidas para reducir su consumo.

 

Lo dice la OMS, lo corroboran numerosos -y rigurosos- estudios científicos, y lo suscriben los nutricionistas que quieren que te nutras tú y no la cuenta de beneficios de las grandes empresas alimentarias: una ingesta elevada de azúcar perjudica la salud, y el consumo ideal no debería superar los 25 gramos diarios. Los refrescos no aportan al organismo mucho más que eso: azúcar, aditivos, agua… y ningún nutriente.

 

Además de su gran cantidad de azúcar, hay más motivos importantes por los que despedirse de estos líquidos.

 

Reducirás tu riesgo de padecer sobrepeso y obesidad

 

El consumo de bebidas azucaradas como los refrescos “incrementa el riesgo de padecer diabetes tipo 2, obesidad, enfermedades cardiovasculares y cáncer. Esta realidad es la que lleva al Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer y a la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard a desaconsejar el consumo de estas bebidas.

 

 

Una sola lata de estos refrescos contiene 35 g de azúcar, más que la ingesta diaria recomendada por la OMS.

los consumidores de este tipo de bebidas “conviven cada día más estrechamente con el riesgo de padecer muchos problemas de salud”. “Un refresco de cola o naranja puede contener unas 8 o 9 cucharaditas de azúcar. Imagina la situación en la que proponemos a una persona que come y cena con un refresco azucarado que, en lugar de esa bebida, tome agua con 8 cucharaditas de azúcar. Seguramente le parecerá espantoso”.

 

el consumo habitual de azúcares simples como los que contienen estas bebidas “altera la forma en que se percibe el sabor dulce y aumentan el umbral de percepción que tenemos del mismo”. En este sentido, hay estudios que sugieren que podría tener efectos sobre el mecanismo de recompensa, es decir, el placer que sentimos cuando notamos el sabor dulce. Finalmente, también afectaría a nuestro peso por una mayor apetencia este tipo de alimentos, que normalmente son muy calóricos.

 

Disminuirá la posibilidad de tener diabetes o enfermedades cardiovasculares

 

Te ponemos un ejemplo que quizá te resulte familiar: el consumo diario de una lata de refresco azucarado durante 10 años incrementa el riesgo de padecer diabetes tipo 2 en un 18% con independencia del peso que tenga el individuo. A esto, hay que sumar otro dato: las bebidas azucaradas se relacionan también con el incremento de la grasa abdominal profunda, que también se asocia estrechamente con la diabetes tipo 2 y la enfermedad cardíaca.

 

Tendrás menos posibilidades de sufrir osteoporosis

 

No es sólo una cuestión de azúcar. Cada vez que se toma un refresco, se ingieren ácidos, aditivos y mucho gas. Algunos de estos como la cafeína o el ácido fosfórico, aumentan la eliminación de calcio a través de la orina. Otros, como los oxalatos, inhiben la absorción del calcio que estamos incorporando a través de los alimentos, “por lo que ya podemos encontrar estudios que relacionan el consumo de estos productos con la osteoporosis”.

 

 

El consumo de estas bebidas puede aumentar tus probabilidades de sufrir osteoporosis.

 

No se te caerán los dientes

 

El azúcar que llevan estas bebidas entra dentro de los denominados “azúcares libres”. “Este grupo incluye todos los monosacáridos y los disacáridos añadidos a los alimentos por los fabricantes, cocineros o consumidores, así como también los azúcares presentes de forma natural en la miel o los zumos de fruta, por ejemplo”. “Estos azúcares -añade- se diferencian de los azúcares intrínsecos que se encuentran en las frutas y las verduras enteras frescas”.

 

 

Dejas los refrescos, ahorras en dentista.

La OMS deja claro en sus publicaciones que existe una relación directa entre el consumo de este tipo de azúcares y las caries dentales, y no es algo que puedas solucionar cambiando de dentífrico, “Existe una clara relación entre el consumo de bebidas azucaradas y la incidencia de las caries. A más consumo, más caries con independencia de la clase socioeconómica y, lo más importante, del tipo de pasta dentífrica empleada”. Así que si quieres conservar sana tu dentadura y, además, ahorrar dinero en el dentista, dejar de beber refrescos es una gran idea.

 

No tendrás más hambre

 

“Hay fuertes evidencias que demuestran que las calorías consumidas de manera líquida no producirían una sensación de saciedad tan elevada como la que sucede cuando las ingerimos en forma sólida”, “y esto implica que cuando bebemos líquidos azucarados, también los zumos industriales y caseros, no somos conscientes de la cantidad de energía que introducimos en nuestro organismo”.

 

Esta falta de sensación de saciedad “altera de manera importante todos los mecanismos internos endocrinos que tienen lugar en el proceso de la ingestión del alimento y en las fases posteriores de digestión de principios inmediatos”. Y esto, afecta negativamente a los esfuerzos por mantener un peso saludable y “repercute en la epidemia de sobrepeso y obesidad que recorre el planeta”.

 

Los light, tampoco

 

Los refrescos sin azúcar, “cero”, “cero” o “light” no son una buena idea porque “no ayudan en nada a llevar una alimentación saludable”, “Pueden generar una preferencia, en sus consumidores habituales, por alimentos muy dulces, algo que empeorará la calidad de su patrón de alimentación”. Este elemento es especialmente preocupante en los niños, porque “si se acostumbran al intenso gusto dulce de estos edulcorantes puede que en un futuro su paladar los prefiera a unos rivales cuyo sabor es mucho menos potente: las saludables frutas y las hortalizas”.

 

Además de no favorecer un patrón de dieta saludable, edulcorantes como la sucralosa, el aspartamo y la sacarina, muy utilizados en este tipo de bebidas, “podrían alterar el equilibrio y la diversidad del microbiota intestinal, provocando intolerancias a la glucosa y enfermedades metabólicas.

 

La solución: el agua

 

 

Esto sí que es una bebida refrescante y saludable.

Especialmente la que sale por tu grifo “Considera que alguien se ha molestado en hacer un profundo pozo o un pantano, ensamblar kilómetros y kilómetros de tuberías, atravesar montes y carreteras, subir y bajar barrancos, añadir bombas, filtros, conectores, válvulas y hacer controles físicos y químicos en todo momento para que tú muevas una palanca y te llegue a casa, prácticamente gratis, agua. Agua fresquita, cristalina, hidratante, depurada

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