Luxación o dislocación
Si un hueso se desencaja de la articulación y no vuelve a su posición natural, se produce una dislocación o luxación. Se trata de una lesión frecuente, por lo que es importante saber cómo actuar en estos casos.
Qué es una luxación o dislocación
El codo y el hombro son algunas de las articulaciones que con más frecuencia sufren luxaciones.
El cuerpo humano tiene muchas articulaciones que permiten la movilidad de los miembros, y están formadas por la unión de unos huesos con otros mediante músculos, ligamentos y otros elementos. En situación normal estas piezas encajan perfectamente, pero a veces una de estas partes se separa de la otra y no vuelve a su posición natural, es lo que se llama una dislocación o luxación.
Hay veces en las que el hueso se desencaja de la articulación, pero al momento vuelve a su cavidad, lo que se produce en estos casos es una subluxación.
Generalmente las articulaciones más comprometidas son la cadera, la rodilla, el codo, el tobillo y el hombro. En principio las luxaciones no suponen un riesgo vital inminente, pero se deben tratar con celeridad por si hubiese vasos sanguíneos, nervios o músculos afectados.
En ocasiones puede ser difícil diferenciar una fractura -que es la rotura de un hueso- de una luxación. Sin embargo, ambas reciben el mismo tratamiento en primeros auxilios, y recibirán atención especial cuando los servicios sanitarios determinen el tipo de lesión que sufre el paciente.
Causas de las luxaciones o dislocaciones
Un mal apoyo o un traumatismo puede causar una dislocación de la articulación.
Este tipo de lesión es frecuente porque no tiene por qué darse una situación especial para que se produzca. Un golpe, no necesariamente fuerte, que se recibe en un sitio específico, puede dislocar un miembro, al igual que puede suceder con una mala postura o una caída con mal apoyo.
Dependiendo de la articulación afectada, las causas de la luxación varían. Las más comunes son:
Hombro: puede luxarse tanto hacia delante como hacia atrás; la mayor parte de las veces por un mal apoyo del brazo o a causa de movimientos muy bruscos.
Cadera: provocada por fuertes impactos en la pierna que hacen palanca y causan la luxación.
Rodilla: la articulación de la rodilla es más compleja, ya que intervienen varios huesos, y la luxación se puede producir en cualquiera de las uniones. Normalmente la causa de la dislocación es una rotación forzada, mal apoyo y traumatismos.
Tobillo: esta articulación es la que suele sufrir más lesiones traumatológicas. El tobillo debe soportar todo el peso del cuerpo, amortigua los golpes y sufre constantemente pisadas en terrenos con desniveles. Una persona desentrenada que apoye mal el pie tiene más probabilidades de luxarse, al igual que las personas obesas que sobrecargan la articulación. Un simple escalón basta para lesionar un tobillo.
Codo: la dislocación del codo es más común en niños que en adultos, sobre todo por las caídas al empezar a andar, o los tirones cuando se les agarra de la mano.
Espalda: las vértebras de la columna también pueden cambiar de posición o fracturarse. Estos suelen ser casos donde ha habido un fuerte traumatismo, como una caída a gran altura o un accidente de tráfico.