La clorofila es una sustancia presente en las plantas, algunas algas y algunas bacterias. Posee multitud de beneficios para nuestra salud, desde fortalecer el sistema cardíaco a mejorar el funcionamiento del aparato digestivo.
La clorofila es un pigmento verde que se encuentra en casi todas las plantas algas y cianobacterias, siendo la encargada de realizar la fotosíntesis. La mayoría de personas conoce la relación que hay entre la clorofila y las plantas, pero lo que casi todos desconocen es que es un compuesto con muchos beneficios para la salud.
¿Qué es la clorofila?
Como muchos ya lo saben, la clorofila es un compuesto químico presente en las plantas, en algunas algas y en algunas bacterias, responsable de darles el color verde a la mayoría de los integrantes del reino vegetal, además de ser clave junto con la luz, para realizar el proceso de fotosíntesis.
Este compuesto es también conocido como “la sangre de las plantas”, ya que curiosamente su estructura molecular se asemeja a la de la sangre humana, con la única diferencia que la hemoglobina está compuesta principalmente por hierro y la clorofila por magnesio.
Beneficios de la clorofila para la salud
Diversos estudios han descubierto que el consumo de clorofila tiene muchas propiedades para la salud, hasta el punto de ser considerada como una sustancia milagrosa. Este compuesto beneficia y facilita la acción de diversos órganos y sistemas. ¿Quieres razones para incluir más clorofila en tu dieta?
Oxigena y desintoxica el organismo
Ayuda a oxigenar la sangre y aumenta su producción. Al aumentar la producción de sangre, el oxígeno se transporta mejor a nuestras células y esto mejora la salud del corazón y de otros órganos vitales de nuestro cuerpo.
Se recomienda para la desintoxicación del cuerpo, pues se ha demostrado que su consumo previene los efectos nocivos de la radiación y favorece la eliminación de metales pesados del organismo y otros desechos. También se aconseja para la limpieza del colón y la prevención del cáncer, pues entre otras cosas promueve la proliferación de la flora bacteriana intestinal.
Fortalece el sistema inmunológico
La clorofila facilita el desempeño de las funciones de defensa por parte de las células del sistema inmunológico. Además, tiene la capacidad de alcalinizar la sangre, generando un medio menos propicio para el desarrollo de virus y bacterias.
Mejora el funcionamiento digestivo
El consumo de clorofila promueve en general la salud del sistema digestivo, pues además de proteger el colón, también es buena para el hígado, el estómago y la vesícula. Ayuda a descomponer los cálculos de oxalato cálcico para su mejor eliminación, que nuestro organismo crea con la finalidad de eliminar el exceso de ácido.
Es anticancerígena
Es rica en antioxidantes, con altos contenidos de vitaminas A, C y E. Los estudios han encontrado que estas propiedades previenen diferentes tipos de cánceres, pues además promueven la eliminación de toxinas de nuestro cuerpo.
Otras 15 razones para consumir clorofila
Reduce el colesterol y los triglicéridos.
Equilibra los niveles de glucosa en sangre.
Fortalece el músculo cardíaco, mejora la circulación, baja la presión arterial y, en general, contribuye disminuye el riesgo de accidente cardiovascular.
Es rica en carotenoides, que una vez en el organismo activan las enzimas imprescindibles para una adecuada asimilación de nutrientes.
Evita flatulencias, mal aliento y pesadez estomacal.
Ayuda a cicatrizar úlceras.
Elimina hongos, bacterias y virus dañinos.
Estimula la producción estrogénica (ayuda con coágulos y problemas menstruales)
Contribuye a mejorar la absorción del calcio en huesos y dientes.
Favorece el rendimiento muscular y nervioso.
Aumenta el rendimiento deportivo.
Refuerza la memoria.
Elimina la caspa frotando en el cuero cabelludo y enjuagando después.
Es un excelente enjuague bucal
¿Cómo consumir clorofila?
La forma más natural para consumirla es a través de los vegetales verdes. Cuanto más verde sea un vegetal, mayor cantidad de clorofila tendrá. Los vegetales con clorofila más recomendados son: espinaca, lechuga, acelga, berro, col rizada, rúcula, perejil, cilantro, espárragos, pimientos, apio, vegetales marinos, entre otros.
Se recomienda consumir estos alimentos crudos, ya sea en ensaladas u otras recetas. También se pueden preparar batidos verdes, combinando uno o dos de estos vegetales y una fruta.