Kinesiotaping o vendaje neuromuscular: que son ?

Kinesiotaping o vendaje neuromuscular: que son ?

Kinesiotaping o vendaje neuromuscular

Aplicar tiras de colores sobre la piel para aliviar los dolores musculares o mejorar una lesión es una práctica que utilizan desde hace tiempo un gran número de deportistas famosos. Se trata del kinesiotaping.

Una de las diferencias principales con los vendajes tradicionales es que el kinesiotaping no impide el movimiento para tratar de eliminar los dolores músculo-esqueléticos, como explica la Clínica Delta. Y es que se trata de cintas elásticas que se aplican en la zona afectada de tal manera que permiten el movimiento y, por lo tanto, una mejora muscular de manera biomecánica. A pesar de esto, estas vendas sí que sujetan los músculos, por lo que ofrecen una estabilidad, tanto muscular como articular, y ayudan a mejorar la contracción del músculo debilitado (ya sea por lesión o por infrautilización).

 

Otra de las funciones del kinesiotaping o vendaje neuromuscular es que ayuda a reducir la inflamación y mejora la circulación, ya que el hecho de que sea un adhesivo levanta la capa de la piel haciendo que haya más espacio debajo de ella para que pase mejor tanto el flujo de la sangre como el de los fluidos linfáticos, algo que, a su vez, ayuda a eliminar las sustancias de desecho del organismo.

 

Asimismo, el vendaje neuromuscular, que ya se aplica tanto en consultas privadas de fisioterapia o quiropráctica, como en servicios de rehabilitación de centros hospitalarios, contribuye a aliviar el dolor, debido a que reduce la presión sobre los nociceptores, terminaciones nerviosas encargadas de detectar el dolor. Además, ayuda a corregir los problemas articulares, mejorando su rango de amplitud y normalizando el tono muscular.

 

 

¿Cómo son las vendas del kinesiotaping?

Estas curiosas vendas están fabricadas con fibras de algodón, lo que permite la transpiración y, además, son 100% libres de látex, por lo que se pueden aplicar en la piel de las personas alérgicas a este material. Quedan adheridas a la piel gracias a su adhesivo acrílico, que se activa con el propio calor del cuerpo y el frotamiento de las manos del especialista.

 

Además, las vendas pueden llegar a estirarse hasta un 130-140% de su longitud normal, lo que permite el movimiento del paciente y, además, una tracción en el músculo aplicado que trabaja en su recuperación o mejoría.

 

Los colores de las vendas se eligen por pura estética, aunque hay profesionales que trabajan también con la cromoterapia y, por este motivo, cambian los colores que usan dependiendo del paciente. Sin embargo, los tonos más parecidos a la piel de los pacientes siguen siendo los más demandados.

 

Contraindicaciones del kinesiotaping o vendaje neuromuscular

No todas las personas con problemas musculares, articulares o de ligamentos, pueden beneficiarse del kinesiotaping o vendaje neuromuscular. Además de todos aquellos pacientes a los que su médico especialista se lo desaconseje o aquellos en los que no se ha apreciado mejoría tras aplicarlo 2-3 veces, algunas de las contraindicaciones más generales para este tipo de vendajes son:

 

Heridas: las vendas no son estériles, por lo que no se pueden aplicar sobre heridas abiertas.

Alergias o hipersensibilidad cutánea: aunque no es habitual que se desencadenen reacciones alérgicas con estas vendas, en el caso de que se produzcan hay que retirarlas inmediatamente. Lo ideal es aplicar previamente una pequeña tira para comprobar cómo reacciona la piel del paciente.

Enfermedades o trastornos de la piel: quemaduras, dermatitis, psoriasis, eccemas, etcétera.

Tumores, trombosis y edemas: hay que evitar, cuando se padecen estas enfermedades, aumentar la circulación sanguínea, ya que puede llegar a ser contraproducente con el tratamiento.

Diabetes: los vendajes pueden alterar la absorción de la insulina por parte de los diabéticos.

Embarazo: hay que evitar cualquier vendaje que afecte al útero o al eje hipófisis-hipotálamo-ovárico.

 

Cómo se aplica el kinesiotaping o vendaje neuromuscular

Las vendas que se emplean en el kinesiotaping o vendaje neuromuscular se pueden aplicar siguiendo tres técnicas principales diferentes, dependiendo de la zona que se vaya a tratar. Aunque en los últimos años se han desarrollado algunas variantes (en abanico, en malla, circulares…), las tres formas básicas son:

 

Vendaje “I”: se usa una única tira y está indicado para zonas pequeñas o lineales.

Vendaje “Y”: se usa para músculos grandes.

Vendaje “X”: se usa también para músculos grandes y largos.

Cualquiera de estos tres tipos de vendaje se puede colocar tanto con estiramiento de la propia pegatina como sin él, dependiendo del objetivo del vendaje. En este sentido, cuando se opta por el kinesiotaping sin estiramiento, se pretende facilitar la circulación sanguínea y linfática, mientras que cuando se decide estirar la venda antes de ponerla, se intenta que haya una corrección mecánica para que el músculo, articulación o ligamento, trabaje bien. Las tiras se estirarán hasta una determinada longitud dependiendo del tipo de lesión que se deba tratar.

 

Después de la aplicación del vendaje neuromuscular

Una vez que se ha colocado la venda, se frotará para activar el adhesivo termosensible y que quede bien sujeto a la piel. También es importante comprobar que no se ha colocado de manera incorrecta la venda, es decir, de un extremo del músculo al otro. Si no se hace bien, se pueden llegar a producir calambres o contracciones excesivas.

 

El vendaje, que puede producir algunos picores durante los primeros minutos tras su colocación, se puede mantener unos 3-4 días y es resistente al agua, por lo que el paciente puede ducharse sin problemas y sin necesidad de tener que retirarlo antes o protegerlo con plástico.

 

No obstante, es recomendable no mojar las tiras hasta una hora después de su aplicación para asegurarse de que está bien pegado al cuerpo. Si no es posible esperar este tiempo, existen sprays especiales que ayudan a que la adherencia sea mucho más rápida.

 

Para quitar las vendas, lo mejor es hacerlo a favor del vello (que normalmente es rasurado antes de ser colocado el vendaje) y sin dar tirones, para intentar evitar la irritación de la piel e, incluso, la rotura de pequeños capilares superficiales. Mojar la venda con agua suele ayudar a su retirada, así como limpiar los restos de adhesivo con un poco de aceite empapado en una gasa.

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