Dales color a tus platos y gana salud
Tomar diferentes colores en tus frutas y verduras no es una simple cuestión de equilibrio cromático, el color lo dan los pigmentos y la variedad garantiza amplitud de nutrientes.
Los menús llenos de colores son más sanos y satisfactorios a todos los niveles. Indican la presencia de beneficiosos antioxidantes y producen un impacto emocional, psicológico y energético.
No tiene nada de malo comer con los ojos. No es cosa de niños ni de glotones. Al contrario, una buena comida debe entrar por la vista como bien saben los chefs, para quienes el montaje del plato es una parte fundamental de su arte.
Los colores son el principal ingrediente visual y una buena selección no solo contribuye a que el plato resulte bello y atractivo, sino que constituye una herramienta muy útil para elaborar menús sanos y revitalizantes.
Los colores de los alimentos revelan sus beneficios para la salud
En la naturaleza los colores sirven para que muchos animales encuentren su alimento. Las abejas hallan el néctar porque son atraídas por los llamativos colores de las flores.
Las personas no somos muy diferentes. La alimentación comienza con la vista, que nos permite seleccionar los alimentos más saludables y apetitosos.
→ VERDE:
Lechugas, judías verdes, ajetes, espárragos trigueros, apios, brócoli… «suavizan» un plato principal algo pesado o demasiado elaborado. Uno de los tonos verdes más llamativos entre las frutas es el del kiwi.
Los alimentos de color verde son ricos en luteína (un potente antioxidante) potasio, magnesio, calcio, fibra, vitaminas C y K y ácido fólico muy importante antes y durante el embarazo.
→ NARANJA:
Mandarinas, melocotones, albaricoques, papayas… y también algunas hortalizas, como la zanahoria y la calabaza, se unen al grupo de este brillante color.
Utilízalo para resaltar un postre demasiado sobrio, ya que tiene una visibilidad muy alta y es útil para captar la atención.
Los alimentos de color naranja y amarillo son ricos en beta-caroteno (pro-vitamina A), vitamina C, fibra, potasio, magnesio y ácido fólico, que mejoran la salud cardiovascular, el sistema inmune y la piel.
→ AMARILLO:
Unas rodajas de piña o plátano, o un adorno hecho con un limón darán un toque exótico y llamativo a tu plato a la vez que aportan beta-caroteno.
→ ROJO Y ROSA:
Frutas como las fresas y las frambuesas se unen a la granada, cerezas, picotas, sandía… Unos pimientos rojos o tomates serán perfectos para completar de forma tajante muchos platos principales.
Los alimentos de color rojo contienen vitamina C, magnesio y numerosos fitoquímicos, como el licopeno, sustancias que pueden disminuir el riesgo de tener cáncer y enfermedades cardiovasculares.
→ BLANCO:
Utilízalo en guarniciones, purés, sopas… Puedes optar por el calabacín, la cebolla, el nabo, la coliflor y el rábano; o por la chirimoya y el melón si de frutas va la cosa.
Los alimentos blancos son ricos en vitamina C, fibra, potasio y en fitoquímicos como la alicina y la quercetina, que modulan los niveles de colesterol y la presión arterial, además pueden prevenir algunos cánceres y enfermedades cardiacas y digestivas.
→ PÚRPURA Y AZULADO:
Las uvas, los arándanos y algunas ciruelas nos presentan variedades de azules y púrpuras, y también la berenjena y la cebolla chalota en su exterior, pasando por la siempre vistosa lombarda.
Los alimentos color violeta son ricos en fitoquímicos antioxidantes como las antocianinas que ayudan a disminuir el envejecimiento y el riesgo de algunos tipos de cáncer.